En mi paso por la escuela primaria recuerdo gratamente el momento en el que la maestra nos contaba leyendas. Transportarte en tu imaginario a la escena del relato, era una sensación emocionante.
Desde esos ayeres me gusta escuchar la frase: “Cuenta la leyenda…” porque de inmediato empiezo a experimentar entusiasmo por la historia que vendrá.
Esta ocasión quiero compartir una leyenda sobre el Tlachihualtepetl, hoy símbolo nacional de representación turística del estado de Puebla, albergue de la Virgen de los Remedios en San Pedro Cholula.
Son varias las leyendas que giran en torno a esta pirámide recubierta. El relato elegido se debió a que tuve la oportunidad de que, al narrarla, un ilustrador me ayudó a plasmar lo que mi mente recreaba.
He aquí la narración:
“Cuenta la leyenda que hace algún tiempo vino el arcángel San Miguel a Cholula, pues había recibido el encargo de ir al Tlachihualtepetl para poner fin a la manera en la que antes se vivía en el Altepetl de Cholula.
Para lograr su cometido tenía la misión de cortar de tajo ese cerro hecho a mano, usando su poderosa y especial espada. Y, así lo hizo.
Fue grande el anhelo del arcángel por llevar a término la tarea encomendada que empleó tal fuerza en su incisión que la cúspide del cerrito salió volando y fue a impactarse hasta territorio atlixquense, formando lo que ahora es el cerro de San Miguel.”
La producción de este relato viene de una época de profundas transformaciones en aquel contexto socio-histórico de la evangelización, particularmente la tarea de los misioneros españoles en el actual territorio mexicano.
La época que se recrea, los avatares históricos y religiosos que tocó a nuestros antepasados, hacía destacar lo «erróneo» que era vivir en la «idolatría» de los habitantes, al punto de tener que enviar a un emisario divino para intervenir en los asuntos de este mundo para arreglarlo.
Eres tú querido lector quien tiene el turno de transmitirla, de contarla.
Esto funciona en dos sentidos: uno, que te animes a escribir la leyenda de tu comunidad y pueda deleitarme al leerla próximamente y, por otro lado, que visites mi bella ciudad y conozcas de frente aquel “cerrito” que fue rebanado.