LA BRUJA DEL CERRO ZAPOTECAS

Fecha: 2023-11-03T10:00

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Texto extraído del libro Cholula Mítica y Legendaria. Leyendas de Cholula. Editor Donato Cordero Vázquez. 2017

 

Muchos de los que viven alrededor del cerro Zapotecas dicen haber encontrado gallinas negras muertas, velas negras y muñecos clavados con alfileres, objetos que indican la práctica de la magia negra.

Hay quienes, sobre todo los viejos, saben que cada primer viernes de marzo, todos los brujos de los alrededores se reúnen para llevar a cabo ritos, elevando cánticos al Señor de las Tinieblas. Rezan, bailan y realizan orgías.

La gente que dice haber visto una bruja, refiere que son luces rojas que vuelan por el cielo.

Otros, con más imaginación, dicen que son como bolas de fuego que cruzan el cielo por las noches. Que se paran en las puntas de los árboles o en las torres de las iglesias y que se chupan a los niños.

De tantas versiones, ésta es otra:

Hace mucho tiempo en Cholula vivía una muchacha, cuya belleza enamoró perdidamente a un joven que la solicitó en matrimonio.

Ella también se enamoró de él y a los pocos meses se llevó a cabo la boda.

Lo que nadie sabía, ni el novio, era que la muchacha era una bruja, muy hermosa, que en las noches de luna llena, cuando el esposo dormía profundamente, ella se metía en la cocina, se quitaba sus hermosas piernas y las escondía entre la ceniza del tlecuil y se convertía en guajolote.

Así, transformada en esta ave de negro plumaje volaba en busca de la sangre de alguna criatura inocente para conservar sus poderes.

La bruja siempre procuraba llegar antes de que su marido despertara. Entraba a la cocina, buscaba sus piernas, se las ponía y regresaba a la cama a dormir.

Todo iba bien hasta que una noche el esposo despertó y no halló a su esposa.

Esperó, esperó y esperó a que llegara y cuando estaba a punto de salir en su búsqueda, en ese instante regresó la mujer que, de manera cariñosa, lo tranquilizó, y no pasó nada.

Transcurrió el tiempo y se repitió la misma situación. Esta vez, el esposo empezó a dudar de la fidelidad de ella. Por eso, prometió a si mismo que la próxima vez estaría pendiente de seguirle los pasos.

Ambos esperaron con ansiedad la llegada de la siguiente luna llena.

El marido fingió dormir hasta que sintió como el febril cuerpo de su esposa se deslizaba entre las cobijas y esperó para ir tras de ella.

Con discreción la siguió hasta la cocina y con horror, a la luz de la luna, logró ver la transformación de su esposa.

La sorpresa no lo dejo reponerse.

Cuando se recuperó de la impresión y el engaño, entró a la cocina, buscó entre la ceniza y halló las dos torneadas piernas. Ciego de furia, las quemó en el tlecuil. Cansado y abatido por la sorpresa, fue a dormir.

Al amanecer, despertó y sintió el hermoso cuerpo de su esposa junto a él y pensó que todo había sido una horrible pesadilla.

Se levantó a dar de comer a sus animales y cuando volvió le extrañó encontrar a su esposa todavía en la cama y le dijo: Vieja, ya tengo hambre, vamos a desayunar.

La esposa respondió: -¿Por qué me hiciste esto?..

Al tiempo que lo decía, se quitó la cobija y mostró las piernas totalmente calcinadas, ante el asombro del esposo que quedó mudo de la impresión.

Jamás, el hombre volvió a pronunciar una palabra.

Así, la identidad de la bruja del cerro Zapotecas, nunca fue revelada.