UN DIABLILLO EN LA IGLESIA | Leyendas de Cholula

Fecha: 2021-11-02T16:00

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Cuentan los abuelos que la primera capilla en construirse en Cholula fue la de San Miguelito que nos da la bienvenida a la orilla de la carretera.

En aquella pequeña iglesia, con fachada cubierta con ladrillo rojo de la región, se encuentra en su interior la imagen del príncipe San Miguel, el jefe de la corte celestial, el mismo que sometió al demonio y que aparece en las estampitas antiguas, en las que se le observa todo poderoso con la espada flamígera en la mano derecha y la balanza de la justicia en la otra, mientras que el malo se retuerce en las llamas del infierno y pide clemencia.

Nuestros abuelos y algunos de nuestros padres todavía conocieron la antigua imagen de San Miguel que tenía un diablillo amarrado con una cadena a una columna.

Ante el poder de San Miguelito, muchísimos fieles se postraron para solicitar protección ante los peligros, para pedir salud, trabajo, dinero o amor.

Aunque, cuenta la historia, mucha gente que no se veía favorecida por el príncipe celestial se desesperaba y ofrecía súplicas al diablillo, al considerar que sus ruegos fueron ignorados por el poderoso arcángel.

La tentación les hacía voltear la mirada a Luzbel que, también, estaba por rara coincidencia en el altar principal de la iglesia junto con su implacable patrón.

De repente, comenzaron a desfilar por el templo personas de dudosa moral y de mala reputación, que hasta el padrecito de la iglesia se preguntaba extrañado si acaso el arcángel, con su poder divino, había hecho el milagro de atraerlos a la casa sagrada.

Un buen día el sacristán escuchó a uno de estos fieles sospechosos que decía lo siguiente:

-  Mira Satanácito, tú que estás al lado de San Miguelito haz que se muera mi vecino. Ya está re viejito y nada más me está cobrando el dinero que le debo. Ándale, hazme ese favorcito y te ofrezco a cambio el alma de mi compadrito, por mi comadre no te preocupes, yo la cuidaré...

Ese fue el primer ruego que escuchó el sacristán y, por curiosidad, cuándo veía llegar a unos de esos personajes, paraba la oreja y escuchaba que los ruegos no eran para San Miguelito, sino para el diablillo.

La fama de cumplidor se corrió rápidamente que hasta la gente de “bien” acudía a solicitar favores, no a San Miguelito, sino al diablillo, quién concedía venganzas, dinero, amores y otros extraños caprichos, dicen.

Lo más extraño que sucedía es que a veces el mencionado diablillo aparecía desatado de la columna y cuando esto pasaba en la iglesia en el pueblo ocurría algo malo, algún accidente, alguna tragedia, algún asesinato o algo que los vecinos asociaban con las veces que el diablillo aparecía desatado de la columna, hasta que el padre o sacristán revisaban y lo volvían a atar.

Un buen día, el sacristán contó al padre lo que observó y lo que oyó.

El sacerdote incrédulo lo pudo constatar cuando alguna vez dentro del confesionario escuchaba los ruegos de los infieles que en vez de pedir al divino arcángel lo hacían al ángel expulsado del paraíso, razón por la cual el sacerdote decidió retirar del altar la imagen del diablillo, que no pocos extrañaron en Cholula.

Mucha gente se pregunta dónde quedó la imagen. El misterio hace suponer que se encuentra bien encerrado donde nadie más le pueda rendir culto, o algunos, los más “santos“, y muchas beatas dicen que lo han de haber quemado para que no vuelva ocurrir nada malo en Cholula.

El paradero de tan misteriosa figura nadie la sabe, sólo pediríamos que lo mantengan muy bien guardado y muy bien atado para que no le baje la clientela al dueño del negocio, a San Miguel.

Texto extraído del libro Cholula Mítica y Legendaria. Leyendas de Cholula. Editor Donato Cordero Vázquez. 2017