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San Andrés Cholula | La sumisión química, es decir el sometimiento de la voluntad de una persona mediante la administración de drogas, es un delito aparentemente común y en aparente aumento en los bares y centros de diversión nocturna que se concentran en el corredor de la 14 Oriente de este municipio, advirtió la especialista en temas de género y académica de la Universidad Iberoamericana Puebla, Claudia Alonso González.
Con frecuencia, delincuentes utilizan esta táctica con jóvenes para cometer algún tipo de abuso o violencia sexual, o bien el robo, explica la doctora en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y ex miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Los síntomas usuales de una sumisión química son sedación rápida, pérdida de memoria, automatismo, es decir obedecer órdenes sin oponerse, sequedad en la boca y la sensación de haber ingerido demasiadas bebidas alcohólicas sin hacerlo, se expone a través de un artículo de prensa publicado en la página de la IBERO Puebla.
Las drogas utilizadas comúnmente para la sumisión química son el GHB, la burundanga -también conocida como escopolamina- y benzodiazepinas. Estas sustancias se colocan en la bebida de la víctima y, además de los síntomas mencionados, también puede producir dificultad respiratoria, taquicardias, hipotensión, convulsiones, aumento en la temperatura corporal, dificultad del movimiento y vómito.
Las juventudes son las más expuestas a este hecho por ser el sector demográfico que más frecuenta los bares y discotecas.
Sin embargo, la doctora Claudia Alonso González deja claro que no existen datos precisos sobre la cantidad de casos de sumisión química porque no existe una fuente oficial.
“Tenemos un subregistro significativo justamente por cómo ocurre la administración de sustancias: genera una suerte de amnesia durante muchas horas, lo que significa que cuando la persona recobre la consciencia, puede inferir que le ocurrió algo por el escenario en el que despierta, pero no sabe qué ocurrió. Entonces, no sabe qué denunciar”, explica.

Sumisión química: el delito silencioso
Para aquellas víctimas que sí recuerdan los hechos también es difícil denunciar: “Normalmente estos delitos se experimentan con mucha vergüenza, entonces queda como algo que se quiere olvidar. Pero definitivamente necesitamos poner más atención en qué está ocurriendo”, comenta.
Específicamente en Puebla, la académica ha identificado estos delitos en la famosa y concurrida 14 Oriente en el municipio de San Andrés Cholula.
Esta calle es conocida por concentrar una gran variedad de espacios para el encuentro social y también por los casos de sumisión química que se dan en gran parte de éstos, agrega.
En ese sentido, la experta invita a las víctimas de estos delitos a que tomar precauciones para no correr peligro en momentos en los que la diversión y la convivencia deben ser lo primordial. Acciones como salir en grupo o evitar el consumo de bebidas preparadas cuando no se puede ver la elaboración son medidas simples que pueden hacer la diferencia.
Alonso González recomienda principalmente cinco cosas. La primera es pedir que tus bebidas alcohólicas sean abiertas frente a ti, así te asegurarás de que no fueron alteradas previamente. También, es necesario generar una red de autocuidado con tu grupo de amigos, en la que, al salir, una persona quede designada para actuar ante casos de sumisión química.
Evita perder de vista tus bebidas y alimentos, de preferencia, termina todo antes de levantarte de tu mesa o siempre ten contigo lo que consumas. Procura no aceptar comida o bebidas que no pediste; no se pueden saber las intenciones detrás de ese gesto, así que es mejor rechazarlo con amabilidad.
Por último, la doctora Alonso recomienda verificar que las botellas que se consuman cuenten con la etiqueta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y que esta misma no esté alterada. Si está incompleta, tachada o modificada, es mejor pedir otra botella u otra bebida.
